Comencemos por las buenas noticias: al terminar el episodio, el video con el avance de la semana que venía decía que solamente quedan dos. La primera temporada había tenido diez episodios y yo me estaba preparando para lo peor, pero finalmente el 4 de agosto será el último domingo en el que me sentiré con el rey Caegón: debilitado, malherido, con ganas de morirme.
Mientras tanto, la antepenúltima entrega de esta segunda temporada transcurrió con las mismas características de las entregas anteriores. Así que tuvimos una megatrama que avanza pasito a pasito, una subtrama que se arrastra como una babosa comatosa, y muchas, muchas conversaciones. Pero conversaciones llevadas a cabo por los personajes con un único tono de voz, sin importar si son mandatarios que se juegan el puesto, caballeros a punto de salir a reventarse o campesinos cagados de hambre. Todos hablan como si recién hubieras llegado a la cola del banco y le preguntás al de adelante qué tan rápido se mueve la cosa.
-Y, depende. Recién pasaron cinco personas una atrás de la otra, pero de repente viene alguien que quiere abrir una caja de ahorro y está quince minutos.
Con respecto al episodio en sí, es decir, a la sucesión de escenas que nos comen una hora de la noche del domingo (mucho más en mi caso), arrancó con los Lannister llegando a Dientedorado. Las traducciones son mías, igual que los rebautizos a los protagonistas. Como si fueran Divina Gloria en el sketch de Pérez en No toca botón, uno de los dientedoradinos (¿dientedoradienses?) les preguntó a los leoncitos si se iban a quedar mucho rato ahí. En lugar del típico "y... diez o quince días", le dijeron "hasta que llegue Parcheón con su dragón, porque ni en pedo vamos solitos a la batalla".
¡Para qué! (segunda referencia a No toca botón en la reseña inútil de esta semana). Cuando el rey suplente se enteró de que andaban llamándolo como si fuera un Uber de dragones (¿Druber?) se puso como loco, aunque hay que reconocer que no le cuesta mucho ponerse como loco. De hecho, se levanta por las mañanas, se calza el parche en el ojo izquierdo, mira a los pajarillos por la ventana y dice "No sabía qué ponerme hoy, así que me puse como loco". Funcionaba mejor en mi cabeza antes de escribirlo. Si pensaban colaborar económicamente con esta causa, no dejen de hacerlo por esa frase. No me juzguen por mis peores versos.
Cuestión que Parcheón anda bastante podrido por el bloqueo naval de la capital, que además tiene a sus súbditos bastante hambreados (aunque eso no le importa tanto). Así que necesita ayuda naval, y como los Greyjoy no le dan pelota va a tener que conseguir aliados al otro lado del mar, entre los Pueblos Libres. Después en mi cuaderno tengo anotado "táctica táctica táctica", lo cual significa que la embolaron un rato. Y posteriormente rajó a su propia madre Alicya de la mesa chica, porque dice que ya no la precisa para nada. Su destitución fue al mejor estilo de Kirk Van Houten cuando lo rajaron de la fábrica de galletas.
De ahí saltamos a la otra mesa chica, la de Raenita y su corte de pazguatos. Hasta allí llegó Viudis (antes Esposis, cuando Carocossis vivíasis), quien en su primer día de laburo ya se había arrepentido de aceptar el cargo. Resulta que los pazguatos recibieron a Ser Stefon, quien les dijo que en este momento el club de moda es La Casa del Dragón. "Ese lugar lo tiene todo. Hay incesto, hambrunas, lagartos que vuelan y un tapiz que se teje solo". Espero que entiendan la referencia, es más nueva que No toca botón.
Me fui por las ramas y ya son más de la una de la mañana. Stefon estaba ahí porque es primo decimosexto de Raenita, y como tienen unos dragones al pedo ahí en las catacumbas necesitan gente con un mínimo porcentaje de sangre Targaryen para jinetearlos. ¿Funcionará con Stefon? Spoiler alert: cualquiera con un dieciseisavo dedo de frente sabía que nunca iba a funcionar.
Pero antes de pasar a la escena más obvia del episodio (el roast de Stefon) hay que pasar a la subtrama más lenta en la historia de la televisión mundial. La que hace que los 9.145 episodios de La belleza y el poder parezcan un bloque de Matlock. Doctorwhomón, uno de los pocos personajes actuados por alguien que podía animarte una escena, sigue teniendo pesadillas en Jarenjal. Decí que al menos soñó con Gorro de Viseris, así que por un momento recordamos la principal razón para que la primera temporada de la serie tuviera éxito.
Cuestión que se despierta en medio de la pesadilla, se pone paranoico frente a los jarrenjaleros (¿jarrenjalienses?) y se va. En el jardín se encuentra con Brujilda, porque en Jarrenjal atravesás una puerta y está ella. Le pidió consejo, que es el motor del 45% de las conversaciones de esta temporada, y ella le dijo que los mejores reyes son los que no quieren ser reyes (bostezo) y que los Tully son la clave para conseguir el apoyo ahí en la zona de Güesteros donde están los Tully. Aparece un lechuzón y ella le dice (a Doctorwhomón, no al lechuzón) que en tres días va a tener buenas noticias. Supongo que se refería a lo de la temporada más corta.
Mientras tanto, volvemos a la ceremonia de examen práctico para obtener la libreta de conducir dragones. Es como la de autos, pero con personas que sostienen antorchas y canturrean. ¿Se acuerdan de Stefon? No van a tener que acordarse mucho tiempo más de él, porque lo pusieron frente al dragón Humearea (Seasmoke), todos sabíamos que lo iba a prender fuego. El dragón se acerca, todos sabíamos que lo iba a prender fuego, agacha la cabeza, todos sabíamos que lo iba a prender fuego, y finalmente... ¡Fuegaris! Lo prende fuego. Todos sabíamos que lo iba a hacer.
¡Pará! Porque la trama del barco, que hasta ahora le estaba peleando pelo blanco a pelo blanco el premio de la más lenta a la trama de Jarrenjal tuvo derivaciones. Hasta ahora teníamos siempre la misma escena: Viudis agradeciendo a Millis por haberlo salvado (ya no me acuerdo de qué) y Millis conversando con Vanillis acerca de si va o no a laburar con Viudis. Sinceramente no sé si fue una revelación que Millis y Vanillis son hijos de Viudis, pero ese fue un dato que se explicitó, y luego tendría derivaciones.
Pero no nos apuremos, porque acá vamos escena a escena, no sea cosa de que me obliguen a elaborar un cuentito ordenado de lo que pasó en el episodio. No, no. Acá la cosa es medianamente cronológica y en base a mis pobres anotaciones. Lo siguiente que pasó fue que Infiltradis, la espía de Madame Madama, llegó hasta la capital y arrancó su sutil arte de alborotar a los capitalinos. Que consiste en ir a los bares y decir algo como esto:
-Traeme la cuenta. Sé que no me preguntaste, pero en el castillo están de fiesta. No sabés el derroche de comida y bebida. ¿Escucharon los demás? ¡Dije que en el castillo están derrochando comida y bebida! Gorro de Viseris no lo hubiera permitido, ni su hija Raenita, pero los derrochones la sacaron vendiendo boletines. Ahora me voy a otro bar. ¡Mis rumores ya están haciendo efecto! No debí haber gritado esa parte.
Hablando de Raenita, en ese momento estaba recibiendo consejos de Madame Madama, quien además de contarle de Infiltradis le dijo que la espada le quedaba muy bien. Fin de la escena.
Los capitalinos, que acababan de escuchar en el bar todo eso del derroche de sus mandatarios, ven pasar una carreta llena de corderos bien gorditos para alimentar al dragón de Parcheón. Y en la mesa chica no paran de decirle a Parcheón que haga algo con el hambre de la gente. Cojys, el Tully-do, le dijo que precisaba una Mano (el rey, él lo que precisa es un pie). Y Parcheón le respondió: "Tenés razón, ese será tu rol". Y cuando al otro le brillaban los ojitos, agregó: "Andá a buscar a Otto Mano". La charla quedó cortada cuando el médico del palacio, Ser Ujano (¿entienden?) llegó a avisarles que el rey Caegón estaba mejor. "Ya se babea". Parcheón fue a visitar a Caegón, quien efectivamente había recuperado la capacidad de babear y de sufrir, y se aseguró de que no le dieran ganas de seguir mejorando.
¿Qué más? Son una y media. Allá en el Ayre, en las montañas donde se escondieron los pibes chicos de Raenita, descubrieron que hay un dragón salvaje dando vueltas. Fin de la escena.
Volviendo a la segunda subtrama desesperante, Millis se afeitó la cabeza para que no le vean los pelos blancos que significan que es hijo de Viudis, y Vanillis siguió jodiendo con eso de que le salvó la vida, como repitió el príviusli 1.500 veces, menos en este episodio. Ahí dijeron lo de ser hijos de él, pero lo puse antes porque no me pude aguantar. ¿Ya se sabía? La respuesta no me interesa.
Raenita le dijo a Jacynto, el hijo que le hace los mandados: "Nadie me respeta". Jacynto procedió a faltarle el respeto y seguir jodiendo con que lo necesario para dar vuelta la guerra es tener de regreso a Doctorwhomón (por qué mierda no lo habré bautizado con un nombre más corto). En ese momento llegó Madame Madama. Porque si algo tiene esta serie son conversaciones en plan cola del banco, gente que llega "en ese momento" y menos tetas que un episodio de El sello de hoy.
Madame Madama le dijo: "Fue el regalo". ¿Qué regalo? Se trata de unos botecitos con comida que mandaron a las costas de la capital, para que los capitalinos hambrientos los encuentren y vean la bandera con el dragón rojo. Por suerte ninguno de los capitalinos hambrientos era daltónico o le hubieran dado el crédito a la facción equivocada.
Mientras sacaban el morfe de los botecitos, Alicya se encontró con su hermano... ¿Alicyo? Ponele. Confiemos en la poca imaginación del Nacho del Pasado. Le preguntó por su padre (el de ambos) y por su hijo (el de ella). Parece que ese pibe fue el que le salió menos mierdero de todos, porque mirá que Parcheón es una porquería y Caegón hasta babeándose es desagradable. Bueno, especialmente babeándose. Alicyo se marchó a la batalla, así que su hermana le deseó suerte, mientras con los ojos desnudaba a Ser Cristunny Lyngus, que también se marchó.
De ahí, Alicya se fue a ver a Haermana y la invitó a la iglesia a prenderle una vela a Caegón, no sea cosa de que se salve. Mientras tanto, el Hombre de la Callejuela y el perro que siempre anda en la vuelta caminaban por las callejuelas (justamente) de la capital, cuando empezó a pasar gente corriendo con bolsas de comida. En medio del caos generalizado, el Hombre de la Callejuela le arrebató unas zanahorias a otro, como para hacerse una ensaladilla, al tiempo que el resto corría a ver si aparecían más botecitos con provisiones.
"Señoras, vamos a tener que irnos", le dijo un caballero a las dos prendevelas y allí arrancaron en medio de la multitud, que las abucheó como el público del Festival de Cine de Springfield a Montgomery Burns. Puras referencias hoy. Ah, lo decís como si el resto de las reseñas inútiles fueran reflexiones filosóficas. Callate y dejame seguir. ¿Quién dijo eso? Son las dos menos cuarto. La muchedumbre les tiró comida a Alicya y Haermana (¿¿no era que tenían hambre??) y cuando uno le puso una mano encima a Alicya, uno de los caballeros se la cortó de un espadazo. "¡Viva Raenita!", gritaba la turba. Zafaron justito.
Mientras tanto (el trigésimo "mientras tanto" de la noche), a Caegón le estaban dando Perifaris para que no sufriera, pero claro, te nubla la mente. Así que el Tully-do Cojys mandó a que no le dieran más. Que sufra, pero despierto. Gran consejo. Contó que cuando nació se pensaron que estaba maldito, que la gente al rey lo va a mirar raro, va a hablar a sus espaldas, pero también lo va a subestimar. Y eso nunca viene mal cuando sos rey. De paso le dijo "Me imagino que sabrás que tu hermano te quiere terminar de matar". Obvs, como dicen los pibes.
Harto me tienen. Y para peor estoy con gases. Ya vengo. Volví. De las poquitas cosas buenas de la soledad es que no tenés que aguantarte los gases. Igual venían acompañados, así que hubiera tenido que ir al baño de todos modos.
Harto me tienen, decía. Son las dos y diez. Doctorwhomón tuvo más visiones, esta vez con la muerte de la primera esposa de Gorro de Viseris. Lo despiertan para decirle que uno que no le caía bien se murió, tres días después de que Brujilda le dijera que esperara tres días y llegarían buenas noticias.
De ahí pasamos a Humarea, el dragón sin jinete, al que no le gustó que perdieran el práctico de manejo y se había ido a la mierda, pero cuando vio a Vanillis empezó a perseguirlo y finalmente dejó que lo montara. Suripanto.
Ya estamos por llegar al final y yo me tengo que poner a armar un par de photoshops. Raenita tuvo otra charla con Madame Madama en la que después de intercambiar cosas malas (u horribles) de sus existencias se dan un abrazo que empieza a levantar temperatura y cuando está por convertirse en Juego de Tronos... en ese momento llega alguien. A avisarle del dragón montado que anda en la vuelta, a lo que Raenita monta el suyo y se va en su búsqueda. Fin. Solamente quedan dos. Terminé de subir la nota a las tres.
Gracias por leer hasta acá. Van los links de siempre, por si te perdiste de algo:
Temporada 1: episodios uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
Temporada 2: episodios uno, dos. tres, cuatro, cinco.
Guía Inútil de Juego de Tronos (descarga gratuita).
Arriba a la derecha hay un botón de Paypal. Pero tranqui que voy a seguir reseñando igual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario