lunes, 1 de julio de 2024

La Casa del Dragón, temporada 2, episodio 3

La gracia de estas reseñas es que nadie me obliga a hacerlas; que pocas personas las leen; que (salvo contadas y honrosísimas excepciones) nadie pone un peso por ellas. Si no fuera así, estaría puteando por estar otro domingo de madrugada tratando de recordar cómo se llaman los protagonistas de La Casa del Dragón para así tratar de recordar cómo demonios los había bautizado.

Sí, por segunda semana consecutiva estoy a horas insanas escupiendo estas letras y jeopardizando mi lunes. Pero es que los domingos son de intriga política, grupos humanos que se consideran mejores que otros, y personas rubias que se quedan con el puesto que parecía que iría a manos de otra persona rubia. Cuando finalizó la cobertura de las elecciones internas, comencé a ver el episodio.

Está claro que a esta temporada le falta un Gorrito de Viseris, cuyo lento desmembramiento era la excusa para volver cada siete días. Acá pasan demasiadas cosas, entre demasiados personajes, y por más que algunos diálogos parecen contener frases interesantes, quedan en manos de actores que no logran sacarles todo el jugo. O seré yo que estoy deseando que cancelen todas las series derivadas de la obra de George R.R. Martin para poder despertar el lunes un poco menos cansado de vivir.

Hablando de personajes, comenzamos con un montón de personajes nuevos, que afortunadamente murieron pocos minutos después. El quilombo entre los Targaryen del Norte y los Targaryen del Sur ya generó una grieta entre todas las casitas repartidas por el continente, y si a eso le sumás que ya había casas vecinas que estaban peleadas de antes, se convirtió en la receta para el desastre. Ah, esta reseña va a ser más corta porque pasaron menos cosas, o entendí menos cosas, y estoy menos ebrio de sueño que el domingo/lunes pasado. Además de arrastrar una jaequeca del lado izquierdo de la caebeza que me rompe bastante las paelotas.

A los gemelos que el episodio pasado se pelearon y coso, esta vez les dieron sepultura. Y ese momento fue aprovechado para formular preguntas como: "¿Quién empezó la guerra?", "¿Qué hacemos para terminar con la guerra?" o "¿Saben que van a estrenar una película animada producida por Juan Luis Guerra?". Es en serio, vi el tráiler en el cine y flipé. Terminaba con un personaje diciéndole a otro "Tranquilo, Bobby. Tranquilo". Mierda, empecé a irme por las raemas. Cuestión que la Raeinita no quiere ni hablarle a Alicya para firmar la paz y prefiere que se mueran todos. Total, personajes sobran.

Seguimos con Ser Cristunny Lyngus, Lengua de la reina madre y Mano del rey. Llegó tarde a la reunión de la mesa chica, donde se discutió lo ocurrido en la primera escena, además de que se nombró a 75 lores, que en mi casa fueron do-lores. Creo que la jaqueca arrancó ahí.

Luego nos enteramos de que las Tierras de los Ríos son la clave de la guerra y el castillo de Harrenhal es la clave de las Tierras de los Ríos. Aquí no hay chiste, es textual lo que dijeron estos tíos. Y hablando de tíos, fue el tío Doctorwhomón el encargado de subirse a un gondra y viajar al mencionado castillo para asociarlo a los Targaryen del Norte. Mientras tanto, Madame Madama, la que descubrió que uno de los gemelitos se hacía pasar por el otro, se hizo compinche de Raenita, quien más adelante le va a pedir un favor. Siguiente, que se hace tarde.

Hablando de Raenita, mandó a los tres pibes más chicos de su castillo junto a cuatro huevos de dragón a... no sé, a alguna parte. Me lo perdí, no suelo poner pausa en los episodios porque si paro para escribir no termino ni el jueves. Solamente pongo pausa si me estoy meando, o si la otra persona que está en el sillón dice "Me voy a dormir, perdoná que no te acompañe" y vos pensás que ni siquiera le importa la serie, que está ahí con el único objetivo de hacerte compañía y si pongo pausa para mear, ¿cómo no voy a poner pausa para agradecerle? A los pibitos se los lleva la hermana de la otra. Ya saben de quién estoy hablando.

Doctorwhomón llega a Harrenhal, no encuentra resistencia, cena con los blanditos, les dice que precisa el edificio para acuartelar a sus soldados, me está empezando a doler la mano izquierda, el escritorio que utilizo en invierno (en una habitación más fácil de calefaccionar que la que tiene el escritorio que utilizo las otras estaciones) está un poco más alto y es probable que eso me esté afectando negativamente, pero no lo voy a resolver ahora.

Hablando de Alicya (no estábamos hablando de ella, no), recibe la visita de su hermano... Alicyo, ponele. No me pidan más. Esta se lo presenta a Ser Cristunny Lyngus, que estaba a punto de largarse supongo que a las Tierras de los Ríos, que son clave para la guerra, y Alicyo dice que lo aecompañaerá. Antes de irse, Cristunny le pide a Alicya que le desee suerte y ella extrae un paeñuelo de aentre sus taetaes y se lo raegaelae. Eaeaea. A su hermano ya no le había caído bien que ese salame se hubiera quedado con el laburo del padre, y mucho menos cuando presenció la coquetería desde lejos.

Lo importante es que de ambas partes están reticentes en utilizar los dragones, porque saben que se van a terminar matando entre ellos y ahí olvidate de los Targaryen por siglos hasta que aparezca una con tres dragoncitos. A propósito, y juro que recién me estoy acordando de esto, ¿mostraron en esta serie a los Targaryen resistiendo al fuego? No contesten. Tengo que seguir adelante. Este lunes será intenso.

Una charla entre Carocossis y su Espossis supongo que habrá servido de algo, no llegué a anotar. La Raenita despide a los niños y a los huevos (si fuera una serie de biología cristiana, los niños estarían adentro de los huevos). Alicya y Haermana intercambian anécdotas del cortejo fúnebre del nieto de la primera y del hijo de la segunda, que casualmente eran la misma persona decapitada. Y, de paso, uno de esos puntos sin retorno en el camino hacia la puñetera guerra.

Cojys, el Tully-do del castillo, visitó al rey Caegón para cizañarlo bien cizañado, diciendo que había rumores de que la mesa chica lo convenció de acompañar a los soldados de Ser Cristunny Lyngus a bordo de su draegón como forma de sacarlo del castillo y que su mamá Alicya gobierne en lugar de él. Caegón aprovechó para contratarlo como chismoso real, y decidió quedarse. Creo. No podría asegurarlo y no lo voy a googlear.

En lugar de irse, justo le avisan que uno de los caballeros de la guardia real o como maerda se llamen todavía no se había aecosteado con muchaechae algunae, así que después de cruzarse con un personaje que capaz que había aparecido el domingo anterior y dice ser medio pariente suyo y por favor me duele el cráneo de solamente recordarlo, en fin, después de cruzarse, Caegón y los suyos van al puterys a hacer daebutar al nuevo caebaellaeroae.

Abren algunas cortinas, confieso que casi pongo pausa, apago la luz y vuelvo unos segundos para atrás porque los cojinches estaban oscurazos, pero era demasiado pajerys de mi partys (ACTUALIZACIÓN: me dijeron que en la oscuridad había una escena bastante explícita, la busqué y VAYA SI TENÍAN RAZÓN). Atrás de la última cortina apareció el tuerto Parcheón con la misma señorita de antes y su hermano empezó a baerdearleao por siempre contratar a la misma cortesana. Parcheón finalmente protagonizó un desnudo frontal y los dejó solos, para que hicieran lo que quisieran con ella.

Acá pasaron un par de cosas más. Mierda, casi son las pi. Primero, Raenita abrió una carta de Alicya que le había llegado hace tiempo y ella había marcado como no leída. Supongo que le pediría que recapacitara y bla. Segundo, el grupo de caballeros a caballo de Lyngus y Alicyo tuvo que salir cagando aceite (o su equivalente animal, que supongo que será "salir cagando mierda") porque se les arrimó el dragón de una ahí, que creo que era hija del primer matrimonio de Doctorwhomón y hermana de la que se llevó a los pibitos adentro de los huevos. Se salvaron justito, pero ella volvió con el chisme. Al toque. Porque si en las últimas dos temporadas de Juego de Tronos les parecía que los personajes se movían rápido por el tablero, acá vuelan. Bueno, en el caso de ella sí, por el gondra y eso.

Cuando cuenta en la mesa chica del norte lo ocurrido, todos los asesores de Raenita le dicen alguna variante del "Y sí, se está por armar la podrida, lo mejor es pegar primero". "Voy a ver, voy a ver", respondió la Raffo de los dragones. Mientras tanto su tío Doctorwhomón tuvo un sueño con ella más joven, pero sin cachondeo. Parece que Harrenhal está bien embrujado.

Creo que llegamos a la última escena. Perdonen si esta raeseña quedó más corta, pero en serio necesito dormir. Hoy me empastillé para el dolor de cabeza ocasionado por una contractura con unas pastillas de dudosa procedencia que estaban en el primer cajón del mueblecito que sostiene la impresora. Este dato es irrelevante para ustedes, pero en ese cajón he guardado diferentes medicamentos, algunos seguramente vencidos. De todos modos, no me hizo nada. La compañía del sillón dijo que alguien había tomado ese mismo medicamento y le había producido alucinaciones, pero juro que lo que cuento del episodio es igual de delirante que en las semanas anteriores en las que no había tomado nada.

La última escena, decía. Raenita le pide un favor a Madame Madama: "Quiero hablar con Alicya". A Madame Madama casi la bautizo Madamapas (que no es mala, ojo) porque su único superpoder es contarles a otras personas cómo entrar a la ciudá de los Targaryen del sur y hablar con ellos, o matarlos. De inmediato Raenita se teletransporta, porque no hay tiempo que perder en esta serie y a la vez me molesta que no haya tiempo para perder, que no puedo estar anotando todo el tiempo.

Resulta que Alicya va todos los días al templo de la ciudad a prenderles unas velas a los guionistas para que no maten a su personaje. Y hasta allí llega, disfrazada de monjita, Raenita. Le muestra un cuchillo para que no grite y pronuncia la frase que más aterroriza las almas de los mortales, acá y en la ficción: "Tenemos que hablar".

Lo hacen, y durante unos minutos se pasan facturas, y no me refiero a un ida y vuelta de bizcochos, que mi vieja me hizo el otro día unos refuerzos con medialunitas que llevó mi hermana de una panadería en Avenida Brasil y estaban espectaculares. No. La factura es de que si te casaste con mi viejo, si mataste a tal pibe, que vos mataste a tal pibe primero, en fin, esas cosas. Y vuelven a hablar de las últimas palabras de Gorro de Viserys, también conocidas como "la frase chota que terminó con un apellido". Y mirá que al mío lo han querido matar con una andanada de frases chotas.

"Te digo que nombró a Caegón". "No puede ser, me prometió el trono a mí". "Dijo clarito que Caegón era el príncipe prometido". Ahí Raenita se dio cuenta de que todo había sido un error, que su padre en el lecho de muerte balbuceó fragmentos de la Canción de Hielo y Fuego, así que hablaba de un Caegón distinto. Pero a esa altura Alicya ya había colocado a toda su familia en el castillo y ni loca iba a dar marcha atrás. Le dijo que se preparara para la guerra y Raenita disfrazada no pudo hacer nada al respecto. TARDE ESPIASTE. ¿Entienden?

Links
Temporada 1: episodios uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
Temporada 2: episodios uno, dos.
Guía Inútil de Juego de Tronos.

El botón de Paypal no lo pongo porque me rompe el código, y porque (casi) pa qué. Pero está arriba de todo a la derecha.

3 comentarios:

ValeriaC dijo...

Faltó aclarar que todos en el Tren Fantasma odian al Tully-Do por lograr que la calefacción funcione.

Ale Sin Género dijo...

Muy bueno. Muchas gracias por hacer esto. Como si fuera poco, por amor al arte y, cada tanto, a que te saquen de arriba un par de libros.
No merecemos tanto.

Nacho dijo...

Yo agradezco que haya gente que se tome el trabajo de comentar en Blogger. Es un montón (emoji de corazón).