lunes, 29 de agosto de 2022

La Casa del Dragón, temporada 1, episodio 2

Bienvenidas sean todas las personas que malgastan precioso tiempo de un lunes para leer un montón de comentarios que seguramente hayan sido hechos en Twitter durante la noche del domingo. Ahora que lo pienso, malgastar tiempo de un lunes debe ser de las pocas cosas que alimentan nuestra naturaleza rebelde, así que ustedes malgasten, que yo voy a estar cabeceando por ahí, debido a que estas reseñas terminan de escribirse muy tarde en la noche. Pero no tan tarde como antes, ya que la cantidad de fotomontajes disminuyó sensiblemente, en especial porque mi computadora es más o menos de la época de los Targaryen. Si quieren contribuir con la causa, capaz que pego un link de donaciones al final. No se rían; voy a hacer las reseñas igual. Peeero si hubiera interés, podrían sumarse otras ficciones. No sé, la tiro.

Confiesen que sintieron una profunda decepción cuando la presentación arrancó con la misma música de siempre. ¡Confiésenlo! Todo bien con los ríos de sangre, aunque me suena haberlo visto en más de una presentación de serie, pero al menos hubieran puesto una versión distinta del tema de siempre. La semana pasada los títulos fueron con una versión cantada: fue mucho más linda que esta música, que solamente nos triggerea recuerdos de las últimas dos temporadas.

Como si fuera un VHS alquilado a comienzos de los años noventa, este episodio de La Casa del Dragón comenzó quejándose de la piratería. Pero en lugar de sonar "The Chain" de Fleetwood Mac aparecieron personas comidas por los cangrejos. Porque si en algo se esfuerzan los guionistas de este universo es en encontrar nuevas maneras de darnos asquito. También se esfuerzan en encontrar nuevas maneras de cachondearnos, pero esta semana fue la excepción. Que sea la última vez.

Ya me distraje y perdí cinco minutos organizando los intercambios del álbum de figuritas virtual. Hasta que no cobre unos pesos no me voy a enganchar con las figuritas en papel, así que estoy en la app entrando todos los días, abriendo cuatro sobres cagados y deseando que a algún perejil del mundo le falten las figus que a mí me sobran. ¿Qué? ¿No estamos acá para eso? Ya veo que hoy voy a dormir tres horas. Abrió el Photoshop, le había dado clic más o menos cuando empezó el episodio. Así de lenta es mi máquina. Basta, Ignacio.

Espossis, de la casa Rastaryon, es el que está como loco porque los piratas le están cagando el negocio de los barcos. El rey Viseris no quiere meterse en ese lío, porque Don Cangrejo (el líder pirata) trabaja para los del continente de enfrente, y no hay guita para entrar en un conflicto tan grande. Agradezcan a la economía, es lo único que evitó que la Guerra Fría terminara en un enfrentamiento global. Claro que la Guerra Fría empezó por plata, así que, en fin. A ver si me canjearon figuritas... En eso interrumpe Heredarien, la princesa, pidiendo permiso para rostizar a Don Cangrejo desde su dragón. No hizo mucha gracia en la Mesa Chica.

Para sacarse de encima a la botija, la mandaron a ¿MENCIONÉ QUE PASARON SEIS MESES? Pasaron seis meses desde el episodio anterior. Y para sacarse de encima a la botija, la mandaron a elegir entre cinco postulantes a la Guardia Real, ya que uno murió o algo, o coso. Lo importante es que hay que suplantarlo. Y ahí pasaron dos cosas. La primera es que para hablar de cada postulante ponían una estatuita tipo Digimon que los hacía reaccionar y saludar a la princesa. La segunda es que ella eligió a Tristón, el caballero que había ganado el torneo seis meses atrás y le había hecho ojitos. Un dato para tener en cuenta.

Malditos errores de concordancia. No voy a corregir para atrás, pero voy a tratar de seguir relatando en presente. Cuestión que la Mano del Rey, que se llama Otto, ya podríamos rebautizarlo Ottoby, porque anda para arriba y para abajo con la misma cara de infeliz que Toby, el responsable de Recursos Humanos de The Office. Eso sí, con esa cara de boludo este domingo no solamente va a colocar a la hija en el puesto vacante más salado del reino, sino que contra todo pronóstico por segunda vez va a terminar vivo el episodio.

Es Aliciente considera a Viseris como un verdadero KILF y para eso anda vestida de cazapapis y haciendo que le interesa todo ese tema de las maquetas de la ciudad. The things we do for power. Sin embargo, el camino hacia la alcoba real (las otras alcobas son de mentira) tiene un último obstáculo: la pesada que le meten Carocossis y su Espossis al rey. Le dicen que la única forma de derrotar a Don Cangrejo y mantener a salvo el reinado es uniendo las casas. Supongo que quieren tirar abajo la medianera. Pero para eso, Viseris tiene que contraer matrimonio con Lady Lanena, que es chica hasta para un rockero.

El monarca tiene otras cosas a las que preocuparse, ya que arrastra un SEGUNDO apéndice que se le está por caer debido a la falta de uso. En este caso, el meñique que se cortó con el trono ergonómico ese repleto de espadas. ¿Se acuerdan lo de los guionistas y dar asquito? Acá se despacharon con un bowl lleno de gusanos que se comieron la carne podrida del dedito. Por suerte ya había cenado.

Después de la cita en el spa (spantoso lo de los gusanos) Viseris tiene su primera cita con Lanena y las cosas no salen de la mejor forma. A él le interesa el bienestar del reino y a ella la dactilopintura. Justo hablarle de dedos cuando al rey todavía le cuelgan un par de gusanos...

Mientras tanto, desde arriba (oh, el simbolismo) Carocossis y Heredarien hablan del Tinder de papi. La veterana le dice a su sobrinALGO que lo mejor es que se case de nuevo y tenga un varón, porque la última vez quedó claro que el reino no quiere a una mujer. Y ahí Heredarien (que me hace acordar a Lali por la forma de la boca) le retruca con un "No, el reino no dijo que no quería a una mujer. Dijo que no te quería a vos". Golpe de nocaut para la presidenta que no fue.

No hay tiempo para lamentarse, en especial porque cada minuto de serie son ocho años en Interwesterlar. Y lo siguiente que sabemos es que Diabólicon, el hermano del rey, el número puesto al trono hasta que Viseris nombró oficialmente a Heredarien, se birló un huevo de dragón y lo quiere para la cunita del hijo que está por tener con la mujer poco conservadora con quien huyó volando (literalmente) el domingo pasado y que no es su esposa, pero que quizás se convierta en su segunda esposa. Una frase espantaviejas si las hay. Para peor, en lugar de volver a su castillo se quedó okupando el de la isla de Piedragón. Y para más peor, el huevo que se birló es el que le tocaba al hijo de Viseris que duró lo que un eructo de dragón en una cesta de mimbre.

¿A quién mandar a una muerte segura? A Ottoby, por supuesto. Armado con una espadita y acompañado de veinte lacayos de medio pelo, llega hasta el sitio comandado por un albino delirante y su dragón gigante. "Un albino delirante y su dragón gigante" es el próximo estreno de teatro para niños en Vacaciones de Primavera. Cuando parece que van a rostizar al futuro suegro real (los otros suegros son de mentira) aparece Heredarien en su propio dragón, y convence a su tío que le devuelva el dinovo. ¿Se acuerdan de los Dinovo? Chicles con forma de huevos de dinosaurio. Nunca los probé, porque nunca comí chicle. Cuestión que la amante de Diabólicon no solamente no está embarazada sino que no quiere estarlo, sobre todo con cifras de mortalidad en partos que superan el 135% aunque eso carezca de toda lógica.

Viseris, muy poco preocupado por el estado de salud de Ottoby, se juntó con Lord Intercambiábilis, para hablar de todo ese tema del matrimonio. El Lord es bastante pragmático y le dice que sí, que se tiene que casar. "Pero Lady Lanena tiene 12 años". "Pero parece de 13". Decidido, convoca a la última mesa chica del episodio (el jugo que le sacan a ese saloncito) y anuncia que su futura esposa será Aliciente, la hija del infeliz real (los otros infelices son de mentira). Esto pone de punta tanto a Espossis como a la mismísima Heredarien, que ya se imagina a su mejor amiga y su padre haciendo el deliciosis.

La última escena tuvo un halo de misterio al pedo como cenicero de dragón. Espossis apareció conversando y complotando con una figura sin identificar. Pero cualquiera que haya visto... no dos episodios, sino cinco minutos de esta serie sabía que hablaba con Diabólicon. La idea es que este loquito despache a Don Cangrejo con su poder dragonil y deje a los barcos del Rastaryon tranquilos para dar un golpe de Estadis. Y así se nos fue un nuevo episodio. Si vieron el adelanto de HBO, sabrán que entre este domingo y el que viene pasarán al menos nueve meses. Guiño, guiño. Si no lo vieron, no les digo nada. No les voy a andar quemando detalles de la trama.

Antes de irme y por consejo de amigos que me presionan para que reseñe más series semanales, va el link de donaciones, que también dejé fijo en la barra del costado. Es html y hace mucho que no uso html así que seguramente quede como el orto. Pero que eso no los inhiba.

Poniendo estaba la gansa

1 comentario:

Unknown dijo...

Concuerdo con lo de la cortina musical,si no les daba para cambiar la melodía podían hacer otra versión. Yo siempre me lo imaginé cantado por una murga,todo en la (laira laralaila laralaila larairá)