No suelo encariñarme con los personajes de mis cuentos (no suelen ser muy cariñosos), pero hay uno que me acompaña hasta nuestros días, que protagonizó dos historias (algo solamente igualado por el joven príncipe Padharte) y que saltó de la página hasta mis redes sociales, para reaparecer cada que llega a nuestras salas de cine una película cuyo título traducido es, cuando menos, polémico. Se llama Edward James Peras y fue creado en setiembre de 1998, calculo, porque el archivo de Word en donde transcribí su primera historia tiene fecha del 1 de octubre de ese año. Ese noble trabajador aprendió por la fuerza que lo importante al traducir un título no es la literalidad, sino darle de comer en la boca a un público estupidizado (nosotros). Años después, un actor de doblaje le recordó que no estamos ni estaremos acostumbrados a escuchar malas palabras en las películas. Y cuando dio el salto a las redes sociales, vio cómo su familia crecía, incorporando parientes de diversas partes del mundo, especialmente el españolísimo Eduardo Jaime de las Peras.
Para aquellos que no lo conocen, o no lo conocen tanto, este megapost (¿se sigue usando la palabra megapost?) compila los dos cuentos originales y algunas apariciones en Facebook y Twitter, además de la única imagen conocida del tímido señor Peras.
Edward James Peras
incluido en el libro Sobredosis Pop (2003)
Mi nombre es Edward James Perales. Trabajo en una importante distribuidora de películas para América del Sur y el Caribe, con sede en un edificio de oficinas en la parte sur de Miami, muy cerca de la playa en donde quedó varado el gomón con el que llegué desde mi tierra natal siendo apenas un niño. A diferencia de muchas personas mi trabajo es muy fácil de describir: soy el encargado de traducir los títulos de las películas que llegan en inglés.
A lo largo de cinco años he logrado perfeccionar mi labor. Cuando recién comencé con esto, cometí el error de creerme un simple traductor. Andaba con mi diccionario español/inglés-english/spanish en el bolsillo las 24 horas, buscando las expresiones que mejor representaran la conjunción entre el título original y el lenguaje hispano. Una de mis primeras tareas fue la película Golden Wings, típica película de autor acerca de un hombre trabajando en un pueblo perdido en medio de los Estados Unidos, y su lucha por salir de la sombra de su padre, un aviador héroe de la Guerra de Corea, cuyo mayor logro era la condecoración al Honor en la Línea de Fuego, en forma de un par de alas bañadas en oro. Estuve una semana entera tratando de decidir si llamarla Alas de oro o Alas doradas, ya que la primera sonaba mejor pero la segunda era la traducción más literal. Me di por vencido y le devolví el trabajo inconcluso a mi jefe, avergonzado. Media hora después, en una miserable imprenta de la Pequeña Habana se empezaban a imprimir 2.500 afiches de El nenito de papá.
Yo aprendía de mis errores, e intentaba captar la mentalidad de mis superiores a la hora de realizar las traducciones, pero todavía sin entenderlos.
Cuando recuperé la confianza de mi jefe merced a un par de oportunos aciertos, me encomendaron el título de la comedia Paint it black, acerca de dos chicos de color que para ganar dinero y recuperar su auto empeñado deben comenzar a pintar casas, sufriendo mil y un tropezones en el intento. Obviamente el título era una referencia al color de piel de los protagonistas y una conocida canción de rock. El mayor inconveniente que se me presentó era que Píntalo de negro podía sonar despectivo en algunas zonas del continente, así que habría que buscar alguna otra vuelta de tuerca. Recuerdo haberme devanado los sesos todo el fin de semana, para volver con una listita de posibles nombres que incluían Pintura de color, Píntalo de color y hasta el que menos se asemejaba al original, Coloréalo. Agotado, se lo entregué al director de Publicaciones, Patrick Starfish, quien automáticamente los leyó y realizó un gesto de negación ante cada uno de ellos. La película acabó conociéndose como Locademia de pintores.
Pero ese día también se agotó mi paciencia. Un poquito alterado exigí a mi superior que me explicara los porqués de la elección de nombres tan absurdos. Él sonrió, me arrimó un asiento y comenzó su historia.
Me contó que ellos -los norteamericanos- consideraban a todos los hispanoparlantes bastante más idiotas que el público anglosajón. De hecho, los consideraban deficientes mentales. Con ese criterio era posible que pensaran que Caballo de hierro (traducción literal de la película que marcó el debut como director de Corey Feldman), en lugar de ser un filme sobre la lucha de los primeros trabajadores del ferrocarril en el lejano oeste fuera una película de robots que toman formas animales. Es por eso que se había conocido en Sudamérica como La lucha de los primeros trabajadores del ferrocarril.
Todo comenzaba a tener sentido. El título debería contar exactamente lo que sucedería en la película. Sin sorpresas. Sin dobles sentidos ni metáforas. A lo sumo un título parecido a algún filme anterior de similar enfoque.
A los treinta meses de haber comenzado este empleo ya me consideraron uno de los mejores. Quizás se deba a mi capacidad para tener una mente abierta y recibir todos los consejos de quienes estuvieron en mi puesto antes que llegara. Ahora Indiana la traduzco como Historia de amor en Indiana, The barber como Las increíbles aventuras del barbero y My vicepresident como Mi querido vicepresidente.
En mis próximas vacaciones tengo pensado un minitour por varias ciudades sudamericanas, para contarle a la gente qué es lo que hago, para así recibir lo que me merezco: obviamente, regalos y agradecimientos de parte de esas criaturas subhumanas a las que les hago la vida más fácil.
Sr. Edward James Peras
PRESENTE
Esta es la primera vez que me dirijo a usted en los ocho años que llevo trabajando como actor de doblajes en la empresa, pero nunca me había enfrentado a una situación como esta.
El problema es la camada de jóvenes traductores que contrataron. Seguramente el departamento de Recursos Humanos aprecia su buen dominio del inglés, y no soy quién para discutirlo. El problema es que estos muchachos podrían destruir por completo nuestra industria.
Usted sabe tan bien como yo que el latino no es malhablado. Quizás sea por su deficiencia intelectual, la misma que nos obliga a explicar la trama de las películas en su título pero lo cierto es que al latino no le gustan las palabrotas. ¡No las utiliza jamás!
Pese a esto, los jovencitos que contrató la empresa creyeron adecuado hacerme leer el siguiente exabrupto:
La frase es de la película Una venganza muy sangrienta (The Recurring affair), en la escena en la que terroristas asesinos acaban de matar a la familia de Rex frente a sus ojos. Cuando el jefe de los malos manosea el cadáver de la señora Tyle, él grita "son of a bitch!".
Mi opinión es que la frase podría haberse traducido como "¡hijo de perra!", no solamente por el doble significado de "bitch", sino porque es nuestro deber mantener impolutas las orejitas de aquellos que vean la película doblada.
Presenté una queja en su momento, pero no prosperó y me vi obligado a decir esa frase en voz alta. Le juro que al ver el producto terminado, tapé los oídos de mi pequeño niño justo cuando atravesaban el cráneo de la mujer con una espada samurái, para que el pequeño no escuchara aquel insulto. ¡Mucho menos de labios de su padre!
Como era de esperarse, no fue la única licencia que se tomaron los nuevos traductores, quienes con total impunidad traducen "shit" como "mierda" en lugar de "maldición", y "asshole" como "pendejo" en lugar de "maldito".
Todo esto no sería más que una triste anécdota, de no ser por el pronto estreno de La mala lengua (The life of Billy Hitch), película que cuenta la historia real de un joven con síndrome de Tourette, que lo hace insultar de manera incontrolable.
Tuve la posibilidad de estudiar el guion y me tomé la libertad de hacer algunas correcciones a las barbaridades sugeridas por estos "malditos". En el minuto 2:07, cuando el protagonista dice "you fucking piece of shit", mi sugerencia es "eres un condenado hijo de perra". En el minuto 13:48, el jovencito grita "Fuuuuuck! Fuck! Fuck! Fuck! Fuck! Fuck! Fuck!", que yo traduciría como "¡Demonios! ¡Demonios! ¡Demonios! ¡Demonios!". La menor cantidad de "demonios" es porque en español el vocablo es más largo.
Sería imposible referirme a todos los insultos en esta carta (son más de 400), así que sólo diré que el castellano es un idioma hermoso y no debemos olvidarnos de las malas palabras que nos vienen acompañando en el negocio desde hace años, como "bastardo" (cocksucker), "malnacido" (bastard) o "desgraciada" (cunt).
Ojalá esta carta haya llegado a su corazón.
José Luis Sámaras
* "Llamen al mexicano con voz de loco, salió otra película de Chris Tucker" (Edward James Peras, jefe del estudio de doblajes).
* El mayor acierto de Edward James Peras fue traducir Property Brothers como Hermanos a la obra, pero hasta el día de hoy no se dio cuenta del juego de palabras.
* Edward James Peras anunció que Thor: Love and Thunder llegará a los cines latinoamericanos como Don Thor Cuatro.
* EJECUTIVO DE 1991: El equipo de doblaje está trancado en la canción del Pato Darkwing; a varios versos les falta una sílaba.
EDWARD JAMES PERAS DE 1991: Que agreguen la palabra "ya".
* La Liga de la Justicia está dedicada a la hija de Zack Snyder, pero Edward James Peras pensó que hablaban de una continuación en otoño, y tradujo FOR AUTUMN como PRÓXIMAMENTE.
* EDWARD JAMES PERAS: La gente no mira los tráilers si no sabe de qué se van a tratar. Necesitamos que los primeros segundos de un tráiler resuman lo que viene después.
EDITOR: ¿Usted no trabajaba en la oficina de traducciones?
EDWARD JAMES PERAS: Hay que diversificarse.
* EJECUTIVO, 1991: Se viene el musical Cats, pero vamos a mantener el título.
EDWARD JAMES PERAS: ¡Cambiemos los nombres a los gatos! Mungojerrie es Pingurriento, Old Deuteronomy es Gatusalem, Jennyanydots es Bombonachona, Macavity es Nefástulo...
EJECUTIVO: Y usted es diabólico.
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